Música en la ANTIGÜEDAD, entre el 3000 aC – 476 dC
Con la aparición de la escritura, la humanidad dio uno de los pasos más decisivos de su historia: pasó de transmitir sus conocimientos de forma oral a poder conservarlos por escrito. A partir del momento en que las civilizaciones comenzaron a registrar signos, textos y números, surgió también la posibilidad de anotar sonidos musicales. Gracias a la escritura, las sociedades humanas pudieron registrar leyes, mitos, cálculos, tratados científicos y, con el tiempo, también composiciones musicales.
Este cambio transformó la manera de aprender música, que dejó de depender únicamente de la memoria colectiva, sino también de registrar la música, que a partir de ese momento se empezó a conservar y a transmitir en soportes físicos —como tablillas de arcilla o piedra— de manera estable en el tiempo.
La Antigüedad abarca un largo periodo que se extiende desde las primeras civilizaciones urbanas —Mesopotamia, Egipto, Persia y el valle del Indo— hasta la caída del Imperio romano de Occidente.
En todas ellas, la música desempeñó una función religiosa, política y educativa, estrechamente vinculada al poder y a la vida espiritual. Además, se perfeccionaron los instrumentos metálicos y se desarrollaron otros de cuerda y viento, que acompañaban rituales, ceremonias y celebraciones.
En Mesopotamia, la música tenía una función sagrada y científica a la vez: los templos contaban con músicos profesionales y se pensaba que el sonido representaba la armonía del cosmos.
En Egipto, la música se utilizaba en las ceremonias religiosas y funerarias de los faraones, especialmente en templos y tumbas, como medio de comunicación con los dioses y símbolo de vida después de la muerte.
También desempeñaba un papel destacado en los palacios, donde acompañaba banquetes y celebraciones reales. La educación musical era muy valorada: los hijos de los faraones y de las élites contaban con maestros especializados que les enseñaban canto e instrumentos como parte de su formación cultural.
Primeros sistemas de escritura
Con la aparición de la escritura, las civilizaciones pudieron registrar leyes, mitos, tratados y rituales, y poco a poco también composiciones musicales. Aunque los primeros sistemas de escritura no se idearon para la música, su desarrollo hizo posible representar los sonidos y sentó las bases de la futura notación musical..
Gracias a este avance, la música comenzó a conservarse en soportes físicos, como tablillas de arcilla, piedra o papiro, lo que permitió transmitirla de forma más estable en el tiempo.
Fuentes para el estudio de la música de la Antigüedad
Para conocer cómo era la música en las primeras civilizaciones, los investigadores recurren a distintos tipos de fuentes históricas, que ofrecen información complementaria sobre las prácticas, los instrumentos y las ideas musicales de la época.
– Fuentes directas: incluyen signos musicales o notaciones que permiten reconstruir, al menos parcialmente, una obra. Ejemplos destacados son el Himno a Nikkal (Mesopotamia) o el Epitafio de Seikilos (Grecia).
– Fuentes textuales: recogen descripciones o tratados que hablan sobre la práctica o la teoría musical sin usar notación. Pueden encontrarse en tablillas, papiros o manuscritos filosóficos y literarios.
– Fuentes iconográficas: aportan imágenes y representaciones visuales de músicos e instrumentos en relieves, esculturas, pinturas murales, vasijas o mosaicos. Permiten identificar cómo se tocaban los instrumentos, su forma y el contexto social en el que se usaban.
– Fuentes arqueológicas: comprenden los restos materiales hallados en excavaciones, como los instrumentos musicales.
El estudio conjunto de estas fuentes ofrece una visión cada vez más precisa de cómo sonaba la música en la Antigüedad y de qué papel desempeñaba en la vida religiosa, social y cultural de las civilizaciones antiguas.


∧ Tablilla cuneiforme del Himno a Nikkal (Museo Nacional de Damasco). Se observan las inscripciones numéricas y escritura hurrita-acadia.
a) Escritura cuneiforme (Mesopotamia)
La escritura cuneiforme, desarrollada hacia el 3300 a.C. en Sumeria, fue el primer sistema de escritura conocido. Se grababa sobre tablillas de arcilla con un punzón en forma de cuña.
Al principio tuvo fines administrativos y económicos, pero pronto se utilizó también para registrar textos mitológicos y cantos rituales.
El ejemplo más importante es el Himno a Nikkal (ca. 1400 a.C.), hallado en la antigua ciudad de Ugarit (actual Siria). Esta tablilla contiene un texto en lengua hurrita acompañado de signos numéricos y términos acadios que describen las relaciones sonoras y las afinaciones de un instrumento de cuerda, probablemente una lira de nueve cuerdas.
Se trata de una fuente directa con notación parcial, ya que permite reconstruir la estructura interválica, aunque no las notas exactas ni el ritmo.
Gracias a este testimonio, sabemos que las civilizaciones mesopotámicas no solo interpretaban música vocal acompañada de instrumentos de cuerda, sino que también reflexionaban sobre su organización y afinación, dando los primeros pasos hacia una teoría musical propiamente dicha.
Este documento se considera una fuente directa con notación parcial: permite reconstruir la estructura interválica y ciertas pautas interpretativas, aunque no especifica las alturas absolutas, el ritmo preciso ni el timbre real del instrumento.

∧ Dos músicas tocando el arpa, siglo XV a.C.. Detrás de las figuras se observan inscripciones jeroglíficas con términos asociados a la música.
b) Escritura jeroglífica (Egipto)
La escritura jeroglífica egipcia, desarrollada hacia el 3100 a.C., combinaba signos fonéticos y símbolos figurativos. Aunque su finalidad principal era ritual, administrativa o conmemorativa, muchas inscripciones aparecen junto a escenas de músicos e instrumentos en templos, tumbas y palacios.
Estas representaciones constituyen una fuente iconográfica fundamental para el estudio de la música en el Antiguo Egipto. Muestran intérpretes tocando arpas arqueadas, sistros, flautas o liras, y permiten conocer la forma y proporción de los instrumentos, así como el contexto ritual en que se utilizaban.
En las escenas funerarias, la música acompañaba las ceremonias religiosas dedicadas a los faraones, considerada un medio de comunicación con los dioses y un símbolo de vida y renacimiento espiritual.
También estaba presente en los palacios reales, donde amenizaba banquetes y celebraciones cortesanas. La educación musical era muy valorada: los hijos de los faraones y de las élites contaban con maestros especializados que les enseñaban canto e instrumentos como parte esencial de su formación cultural.

Epitafio de Seikilos (siglo I a.C.–II d.C.) Estela funeraria con versos grabados en griego y signos musicales sobre las sílabas: la partitura completa más antigua conservada >
c) Escritura alfabética (Fenicia, Grecia y Roma)
El alfabeto fenicio, surgido hacia el 1200 a.C., simplificó los complejos sistemas gráficos anteriores al representar directamente los sonidos del habla.
Los griegos adoptaron este modelo y añadieron vocales, creando así el sistema de escritura que ha servido de base al que utilizamos en la actualidad. A partir de él, desarrollaron su propia notación musical alfabética, capaz de indicar la altura y la duración de los sonidos.
El ejemplo más importante de este sistema es el Epitafio de Seikilos (siglo I a.C. – II d.C.), una estela funeraria de mármol hallada cerca de Tralles (actual Aydın, Turquía) y conservada en el Museo Nacional de Dinamarca. En la piedra se inscriben versos poéticos en griego antiguo, y sobre cada sílaba aparecen signos musicales que marcan la melodía. El texto canta estos versos:
“Mientras vivas, brilla.
No te aflijas en absoluto.
La vida dura poco,
y el tiempo exige su tributo.”
Esta inscripción constituye la partitura completa más antigua conservada y muestra cómo los griegos integraban música, poesía y pensamiento filosófico en una misma forma de arte. En la Antigüedad griega, la música se concebía como una disciplina estrechamente vinculada a la educación, la ética y la filosofía, una herencia que Roma adoptaría y difundiría por todo su imperio.
La música en la Antigua Grecia
La palabra música procede del griego mousiké, que significaba literalmente “el arte de las musas” e incluía música, poesía y danza como formas de expresión unidas. En la Grecia antigua, la música fue un pilar de la vida religiosa, educativa y social, presente en fiestas, ceremonias, competiciones y representaciones teatrales.
Los aedos eran poetas-cantores que recitaban epopeyas y mitos acompañados de la lira, mientras que los rapsodas continuaron esta tradición recitando los poemas de memoria sin acompañamiento instrumental. Ambos mantuvieron viva la transmisión oral de la cultura griega y consolidaron la relación entre música, palabra y educación moral.
Pitágoras, filósofo y matemático, estableció las bases de la teoría musical al descubrir las relaciones numéricas que determinan la consonancia entre los sonidos, sentando así el principio de la armonía universal. Por su parte, Aristóteles reflexionó sobre el poder emocional de la música y escribió acerca de cómo influye en quienes la escuchan —jóvenes, ancianos y niños—, destacando su capacidad para modelar el carácter y equilibrar las pasiones.
Los instrumentos más utilizados fueron la lira, la cítara, el aulos (flauta doble) y el tamboril, empleados tanto en los rituales religiosos como en el teatro o la enseñanza. Las innumerables representaciones de músicos e instrumentos conservadas en vasijas, relieves y esculturas muestran la importancia que tuvo la música en la vida cotidiana y en la educación cívica griega.
El legado sonoro griego transformó la antigua tradición oral en un sistema organizado de pensamiento musical, cuyas ideas sobre modo, escala y armonía se convirtieron en los cimientos de la teoría musical occidental.

Las innumerables representaciones de músicos e instrumentos conservadas en vasijas, relieves y esculturas muestran la importancia que tuvo la música en la vida cotidiana y en la educación cívica griega.
La música en la Antigua Roma
La música en la Antigua Roma formaba parte de la vida cotidiana y estaba presente en ceremonias religiosas, banquetes privados, actos militares y espectáculos públicos. Aunque apenas se conservan partituras, su importancia se conoce gracias a descripciones literarias, relieves, mosaicos y restos de instrumentos hallados en todo el Imperio.
Para los romanos, la música era mucho más que un pasatiempo: representaba una forma de identidad cultural y cohesión social. Durante el Imperio, adquirió gran protagonismo en los espectáculos de la arena, donde acompañaba los combates de gladiadores con ritmos que variaban según la acción, intensificando la emoción del público y el carácter teatral del evento.
También desempeñó un papel esencial en las pantomimas, representaciones escénicas que combinaban danza, música y canto para narrar episodios mitológicos o históricos. Estas formas de entretenimiento, populares entre todas las clases sociales, reflejan la profunda influencia de la cultura griega, que Roma asimiló y reinterpretó en función de su propio gusto y contexto.
Así, la civilización romana contribuyó a difundir por todo el Mediterráneo el pensamiento y los instrumentos musicales heredados de Grecia, asegurando la continuidad de ese legado en las culturas posteriores.

Estos mosaicos romanos son clave para entender cómo la música formaba parte en el entretenimiento y celebraciones en Imperio Romano.

Entre los instrumentos más comunes en el Imperio Romano encontramos en la percusión el tympanum, un pequeño tambor de mano, los crótalos y platillos de mano, instrumentos de origen griego como la cithara, la lyra o el tibia (similar al aulos griego, una flauta doble), otros instrumentos procedentes de tradiciones etruscas como la cornu (gran trompa curva de uso ceremonial) y la tuba (trompeta larga empleada en el ejército).
De la Antigüedad a la Edad Media
En la Antigüedad, la invención de la escritura permitió que la música dejara de depender solo de la transmisión oral y se transformara en un conocimiento estructurado y transmisible.
Las civilizaciones del Mediterráneo desarrollaron distintas formas de registrar y reflexionar sobre el sonido, pero fue Grecia quien alcanzó los mayores avances teóricos: definió los conceptos de escala, modo, intervalo, consonancia y armonía, y vinculó la música con la matemática, la filosofía y la educación. El Imperio romano heredó ese saber y lo difundió por todo su territorio, extendiendo los instrumentos y las ideas musicales griegas desde el Próximo Oriente hasta el norte de Europa. Gracias a esta expansión, muchos de esos conocimientos perduraron tras la caída del Imperio, integrándose en la cultura cristiana.
Así, el pensamiento musical antiguo no desapareció, sino que fue reformulado en la Edad Media, cuando la escritura se consolidó como medio para preservar y unificar el canto religioso. De esta herencia grecorromana nacerán el canto gregoriano y las primeras notaciones musicales de Occidente.