PREHISTORIA, aproximadamente 50.000aC – 3000aC

 

Denominamos «prehistórica» a la música que se creaba y se interpretaba en épocas anteriores a la invención de la escritura (3.000 a.C.). Al no dejar registros escritos, el estudio de la música en la prehistoria está limitado al análisis de restos arqueológicos (instrumentos primitivos) y representaciones artísticas (fuentes iconográficas como pinturas rupestres).

Desde los primeros sonidos en las cuevas hasta los metales resonantes de esta etapa, la transmisión oral mantuvo un hilo invisible que unía generaciones. Escuchar, repetir y compartir canciones fue, durante milenios, la forma humana de aprender y de recordar.

Música y movimiento formaban una unidad inseparable en la vida de los primeros seres humanos. En el interior de las cuevas, cantaban, tocaban instrumentos y danzaban, eligiendo lugares donde la acústica amplificaba los ecos y creaba una atmósfera sonora especial para los rituales. Estas ceremonias colectivas estaba ligadas a la caza, tanto para invocar el éxito antes de salir como para celebrar las victorias obtenidas.

Paleolítico (2.500.000 a.C. – 10.000 a.C.)

 

Antes de que existiera la escritura o la agricultura, ya existía la música. Los primeros seres humanos, Homo sapiens y Homo neanderthalensis, utilizaban el cuerpo, la voz y los objetos de su entorno para producir sonidos. La música no era entretenimiento: era una herramienta para comunicarse, para los rituales y para fortalecer la unión del grupo.

Las cuevas de Altamira (España), de Lascaux (Francia) y de Tassili (Argelia) nos ofrecen otra pista fascinante. Recientes estudios de acústica han demostrado que las pinturas rupestres más elaboradas se encuentran en zonas de las cuevas con mejor resonancia. Estos datos científicos sugieren que el sonido desempeñaba un papel esencial en los rituales paleoríticos. Los primeros humanos cantaban, tocaban instrumentos y danzaban en esos espacios donde la voz y el ritmo de su movimiento se amplificaban naturalmente creando una atmósfera sonora envolvente. Las ceremonias solían estar vinculadas a la caza: servían tanto para prepararse espiritual o anímicamente antes de salir al encuentro de los animales como festejar el éxito de la caza.

Las pinturas que representan animales, datadas entre 15.000 y 25.000 años, aparecen sobre todo en cuevas amplias y con gran resonancia, mientras que las más antiguas, simples y esquemáticas, se hallan en espacios estrechos , de paso o con poca sonoridad. Todo indica que las comunidades paleolíticas elegían los lugares no solo por su amplitud de la estancia o la visibilidad del espacio sino también por su potencial acústico, buscando una experiencia completa donde imagen, movimiento y sonido formaran parte del rito.

En la cueva francesa de Trois Frères, una pintura representa al llamado hombre-bisonte o hechicero: una figura híbrida que parece tocar un arco musical o un aerófono. Esto sugiere que la música tenía también un valor simbólico o espiritual, relacionada con la transformación y la comunicación con lo sagrado.

Instrumentos: Los restos más antiguos de instrumentos se remontan al Paleolítico Superior. En la cueva de Hohle Fels (Alemania) se encontró una flauta tallada en hueso de buitre, datada hace unos 35.000 años, con cinco orificios y una boquilla en forma de V cuyo sonido recuerda a las flautas actuales. Esto que demuestra que los humanos de esa época ya comprendían la relación entre el aire, la vibración y la altura del sonido. También se han hallado tambores de piel, piedras percutidas y arcos musicales, instrumentos con los que marcaban ritmos o imitaban los sonidos de la naturaleza.

Las pinturas de la Sala de los Polícromos se encuentran en una zona de alta resonancia acústica; allí la voz y los tambores se amplificaban de forma natural.

La flauta más antigua del mundo

El instrumento musical más antiguo fabricado por un ser humano pertenece al Paleolítico Superior y fue hallado en la cueva de Hohle Fels ( Alemania). Se trata de una flauta de hueso, datada en unos 36.000 años de antigüedad, asociada al Homo sapiens.

Está fabricada con el hueso del ala (cúbito) de un cisne, cuidadosamente vaciado y perforado con herramientas de piedra. La flauta presenta cinco orificios y una boquilla en forma de V que permitía dirigir el aire, similar a las embocaduras de las flautas modernas. Aunque solo se conserva un fragmento de unos 12 centímetros, los arqueólogos calculan que su longitud original fue de unos 17 cm.

Su diseño demuestra un conocimiento acústico sorprendente: la distancia entre los agujeros permite producir una escala musical organizada, lo que revela que los humanos del Paleolítico ya comprendían la relación entre el tamaño del tubo y el tono del sonido. En el mismo yacimiento se descubrieron otras flautas, una tallada en el radio de un buitre y otra en marfil de mamut, lo que confirma que estos primeros músicos experimentaban con diferentes materiales para crear timbres variados.

Estos hallazgos, publicados en la revista Nature (2009), son considerados la evidencia más antigua de un instrumento musical construido intencionadamente por el ser humano.

La Venus de Laussel o “Dama del Cuerno”

Entre las representaciones más enigmáticas del arte paleolítico se encuentra la Venus de Laussel (Francia, ca. 23.000 a.C.), un bajorrelieve tallado en piedra caliza que muestra a una figura femenina sosteniendo un gran cuerno en la mano derecha.

Tradicionalmente este cuerno se ha interpretado como un símbolo de fertilidad o de los ciclos lunares, ya que el cuerno tiene marcas relacionadas con las fases de la luna. Sin embargo, algunos investigadores de etnomusicología comparada han planteado la hipótesis de que ese cuerno podría representar un instrumento de viento prehistórico (similar a una trompa o cuerno natural).

Los estudios más recientes descartan que fuera un instrumento real, ya que el relieve no presenta orificios ni rasgos funcionales que permitan producir sonido.

El “Hombre-Bisonte” de Trois Frères: cuando el sonido se volvió símbolo

En la gruta de Trois Frères, al sur de Francia, cerca de los Pirineos, se conserva una de las imágenes más enigmáticas del arte paleolítico: el “Hombre-Bisonte” o “Hechicero de Trois Frères”.
Grabado en el período Magdaleniense (entre 17.000 y 10.000 a.C.), representa a una persona disfrazada con una máscara y pieles de bisonte, con cuernos y pezuñas, como si quisiera convertirse en el animal.  El personaje aparece en movimiento, con piernas flexionadas y brazos extendidos, en actitud de danza, y parece tocar un instrumento —quizá un aerófono primitivo o un arco musical— que acompañaba el ritmo del cuerpo.

La escena parece formar parte de un ritual chamánico, en el que el ser humano adoptaba la identidad del animal para comunicarse con los animales o con las fuerzas de la naturaleza. Para los investigadores, esta imagen simboliza la fusión entre lo humano y lo animal. El Hechicero de Trois Frères sería así una de las primeras representaciones del poder del sonido y la danza en los rituales, donde la música y el disfraz se unían para invocar o transformar la realidad.

Neolítico (10.000 – 4.500 a.C.)

Existen evidencias arqueológicas que muestran la importancia de la música en la vida social y ritual de las primeras sociedades agrícolas.

La música en las primeras sociedades agrícolas

Durante el Neolítico, el ser humano dejó de ser nómada y comenzó a cultivar la tierra y domesticar animales. La música acompañó este cambio profundo: pasó de los rituales de caza a los rituales agrícolas y de fertilidad, estrechamente ligados al ciclo de las estaciones.

Las canciones y los ritmos se integraron en la vida cotidiana de las primeras aldeas. Eran ritos donde toda la comunidad participaba: se cantaba durante la siembra, la cosecha o el pastoreo, La repetición de sonidos, movimientos o gestos y patrones —como los motivos geométricos decorativos en cerámica— tenía a menudo un valor ritual o mágico, destinado a atraer la fertilidad de la tierra y proteger los rebaños.

La música cumplía dos grandes funciones en este periodo:

– Ritual: servía como medio de comunicación con lo sagrado, elemento central de las ceremonias colectivas.

– Social: acompañaba las tareas agrícolas, reforzando la cooperación entre los miembros y la identidad del grupo.

Todos los datos reafirma la hipótesis de que, en el Neolítico, las personas se reunían para hacer música ya fuesen en los momentos decisivos de la vida familiar, social y de las labores agrícolas, reforzando así los lazos que mantenían cohesionadas a las primeras comunidades estables.

Instrumentos: En diversas zonas de Europa, como Bohemia y Alemania, se han hallado pequeños tambores de cerámica con soportes para tensar membranas, así como cuencos decorados con motivos rítmicos. Estos hallazgos confirman que la música tenía un papel destacado tanto en los actos religiosos como en la vida diaria.

Uno de los descubrimientos más notables procede de Jiahu (China): una flauta de hueso de grulla roja, de unos 9.000 años de antigüedad, considerada uno de los instrumentos mejor conservados del Neolítico. Está afinada en una escala pentatónica, lo que demuestra una comprensión temprana de la organización sonora y del concepto de melodía. Algunas de estas flautas se encontraron en tumbas, lo que indica que se utilizaban en ceremonias funerarias y que la música tenía un significado espiritual.

Flauta neolítica de Jiahu (China), fabricada con hueso de grulla roja (9.000 años de antigüedad) afinada en una escala pentatónica.

Edad de los Metales (3.000 – 1.200 a.C.)

Durante la Edad de los Metales, la música evolucionó al ritmo de los avances tecnológicos. La fabricación de herramientas y objetos de cobre, bronce y hierro permitió crear instrumentos más resistentes y potentes, marcando una nueva etapa en la historia sonora de la humanidad. Trompetas, campanas, cascabeles o tambores de bronce producían sonidos más intensos y duraderos, ideales para ceremonias, desfiles, celebraciones agrícolas o rituales guerreros. Estos instrumentos reforzaban la jerarquía social y se convirtieron en símbolos de prestigio y poder, utilizados para anunciar eventos, convocar a la población o acompañar ritos religiosos.

El poder del metal: mayor resonancia, potencia y alcance sonoro

La aparición de instrumentos metálicos marcó un antes y un después en la historia del sonido. El cobre, el bronce y, más tarde, el hierro ofrecieron una resonancia más amplia y duradera, capaz de llenar de sonido espacios al aire libre y acompañar ceremonias multitudinarias. Esta nueva potencia sonora transformó la manera en que las comunidades se relacionaban con la música: el sonido del metal podía convocar, advertir o unir a un grupo entero en torno a un mismo acontecimiento.

En las sociedades agrícolas, los instrumentos de metal acompañaban los ciclos del trabajo y las celebraciones del calendario, marcando los tiempos de la siembra y la cosecha o los rituales vinculados a la fertilidad y a las fuerzas naturales. En las sociedades guerreras, en cambio, los sonidos metálicos servían para transmitir señales, coordinar movimientos de las tropas o infundir ánimo durante los desfiles y combates, miedo a los adversarios. Su potencia no solo tenía un valor práctico, sino también simbólico: el brillo del metal y la fuerza de su sonido se asociaban con el poder del sol, los dioses o los líderes.

La Edad de los Metales fue así el último gran periodo de transmisión exclusivamente oral antes de la aparición de la escritura musical, y el momento en que la música se consolidó como lenguaje colectivo y expresión de poder. El sonido del metal, audible a gran distancia, no solo acompañaba la vida de las comunidades, sino que también anunciaba el inicio de una nueva era: la de las primeras civilizaciones históricas.

El estudio de la música prehistórica —tanto del Paleolítico como del Neolítico y la Edad de los Metales— se basa en la interpretación de restos arqueológicos e imágenes artísticas, ya que no existen registros escritos. Las principales fuentes son, por un lado, los instrumentos hallados (a menudo fragmentos de flautas, tambores o sonajas) y, por otro, las fuentes iconográficas, como relieves, pinturas o esculturas que muestran personas tocando o danzando, como este tañedor de címbalo de la tumba de Ur.

La transmisión oral del conocimiento: memoria, aprendizaje y comunidad

Durante toda la Prehistoria, la transmisión oral del conocimiento fue el medio fundamental para conservar y difundir saberes. En ausencia de escritura, todo se aprendía de oído: observando, imitando y repitiendo los gestos y las canciones que escuchabas. Las melodías, los ritmos y las danzas se transmitían así de una generación a otra, convertidas en una herencia viva de la comunidad.

El sistema de transmisión oral conseguía varios objetivos:

– Preservar la memoria colectiva, mediante cantos que relataban mitos o hazañas.
– Transmitir saberes prácticos, como señales sobre los ciclos agrícolas, los oficios o las normas sociales, que se recordaban mejor al ser cantadas o bailadas.
– Fortalecer los lazos sociales, ya que los cánticos se interpretaban en grupo y el aprendizaje musical formaba parte de ceremonias y rituales colectivos.

Aprender música era, por tanto, una experiencia colectiva y sensorial: se aprendía escuchando, moviéndose y participando. Pero también era una forma de sentir que perteneces a una comunidad, de expresar identidad y de mantener viva la cultura compartida.
Con el tiempo, los sonidos y los instrumentos se fueron transformaron, pero la esencia de esa enseñanza —aprender de otras personas, en grupo, a través del cuerpo y conservar en la memoria un conocimiento compartido— su mantuvo durante siglos, incluso mucho después de la aparición de la escritura.

Epílogo

Con la aparición de la escritura, hacia el 3.300 a.C. en Mesopotamia y poco después en Egipto, la humanidad dio un paso decisivo.
La escritura permitió fijar por primera vez lo que antes solo se transmitía de forma oral, marcando el final de la Prehistoria y el inicio de la Antigüedad.

Desde este momento, contamos con los primeros testimonios escritos sobre la música: inscripciones, himnos, tratados y representaciones visuales que nos revelan cómo se organizaba la práctica musical y cuál era su función en las primeras civilizaciones.

Por tanto, el estudio de la Música en la Antigüedad comienza alrededor del 3.000 a.C., coincidiendo con el surgimiento de los grandes imperios de Mesopotamia y Egipto, y se prolonga hasta la caída del Imperio Romano de Occidente (476 d.C.), punto de partida de la Edad Media.

Tareas de aula

Tarea: Sintetiza las ideas más importantes del texto: 

1. La música en el Paleolítico…

a) Es una música que suena más sofisticada y simbólica, gracias al tamaño y la resonancia de los instrumentos de cobre, bronce y hierro. Se utilizaba en ceremonias (rituales religiosos o funerarios), celebraciones (fiestas colectivas o danzas comunitarias) y actos de poder o prestigio organizados por las élites o jefes de las comunidades para mostrar su autoridad o riqueza.

b) Es una música más organizada y colectiva, vinculada a las actividades agrícolas y ganaderas y a rituales comunitarios que celebraban la vida, la fertilidad y el ciclo de la naturaleza.

c) Es una música intuitiva, natural y libre, nacida de la sensibilidad hacia los sonidos de la naturaleza y de la necesidad de comunicación del grupo.

 

 

2. Globalmente, la música en la PREHISTORIA se caracteriza por

a) Se transmitía exclusivamente de forma oral, pasando de generación en generación mediante la práctica, la imitación y la memoria colectiva. Era una música que surgía de manera intuitiva, unida a la naturaleza, a los rituales y a la vida cotidiana del grupo, y que poco a poco fue estructurándose y haciéndose más simbólica.

b) la música empezó a conservarse por escrito de manera sistemática, lo que permitió su difusión y estudio en toda Europa. Se consolidó la notación musical, se diferenciaron los estilos religiosos y profanos, y la música adquirió un papel central en la vida espiritual, cultural y social.

c) Aunque la música continuó transmitiéndose principalmente de forma oral, surgieron los primeros sistemas de notación, gracias a los cuales hoy conservamos las primeras partituras.La música se convirtió en un arte más organizado y teorizado, y desempeñó un papel fundamental en la educación, en las ceremonias religiosas y en los espectáculos teatrales.

Sonidos de la Prehistoria:

Recreación de sonidos y música recreada del Paleolítico: Art of Primitive Sound – Musical Instruments From Prehistory: The Paleolithic

Video que explora la creación de sonidos en tiempos prehistóricos, incluyendo instrumentos como flautas de hueso y otros objetos sonoros antiguos. Puedes verlo aquí